miércoles, 12 de octubre de 2011

¿Generación perdida, o del diamante en bruto?

Estos últimos meses se ha hablado mucho en España de "la Generación Perdida", haciendo referencia a nosotros: los jóvenes.

¿De verdad somos una Generación Perdida? Sí y no. Todo depende, ya lo decía Pau Donés. 

Si hablamos de una generación de talento desaprovechado para el país que ha financiado nuestra estudios, nuestra formación, nuestra capacidad de generar riqueza... Sí, estamos ante una generación perdida. Perdida por el simple hecho de que gran parte de los trabajadores cualificados, del talento, cuya  formación ha sufragado el Estado español con las aportaciones de generaciones inmediatamente precedentes, no están encontrando mejor salida laboral (o mejores expectativas) que la ofrecida en países extranjeros. 

Sin embargo, si con "generación perdida" nos referimos a una generación que no aporta nada al país, al avance de la sociedad... entonces ahí nos equivocamos. Esa no es una generación perdida, porque esta generación aporta y aportará mucho a este país. Más de lo que muchos podrán llegar a imaginar.

Ojo, digo bien "aporta y aportará". Ahora, porque nos sirve para abrir los ojos y darnos cuenta de que el sistema creado por las generaciones anteriores tenía fisuras. Por no decir grietas. Un modelo de crecimiento económico, con mucho más ladrillo, Sol y playa, que industria y avance tecnológico. Sistema que sufre ahora mismo por esta emigración de talento, o por no poder tener un puesto de trabajo acorde a ese talento que se queda en la casa de quien financió su formación: España, donde tardíamente nos damos cuenta de que toda la inversión realizada en educación no puede dar la rentabilidad esperada al país y a la sociedad española actual. Y todo ello como consecuencia de no haber invertido en la creación de un tejido empresarial sostenible y avanzado, capaz de aprovechar esta oferta de mano de obra tan valorada por otros países. 

En cuanto al futuro, esta mal llamada "generación perdida" está tomando nota de los problemas originados por los modelos económicos de generaciones anteriores para evitar tropezar con la misma piedra. Y será esta generación, la más formada y capacitada de la Historia de España, la que con las experiencias vividas actualmente nos ayudará a salir adelante, con un crecimiento económico más sostenible.

Por todo ello, y para concluir, yo diría que, más que una generación perdida, estamos ante la "generación del diamante en bruto", porque aquella inversión que hizo la sociedad española en nuestra formación, al final del camino, se verá gratamente recompensada.

¡Ahora empecemos a pulir el diamante!