martes, 21 de febrero de 2012

Primavera Valenciana. Crudo Invierno.


Parece que en este atípico Invierno, en el que el frío ha llegado tarde, lo único que no está revuelto es el tiempo. 

Es cierto, en España brilla el Sol con intensidad en este Invierno 2011/2012. A penas llueve. Sin embargo, parece que el nubarrón es cada vez más negro sobre la economía de la nación. Un país que cada vez parece estar más cansado de aguantar el chaparrón. Y con razón.


Con una tasa de paro cercana al 23% (http://www.ine.es/), la población española está sumida en una situación de crisis profunda, cuyo fin parece no llegar nunca. Más aun cuando parece que nuestros gobernantes no están preparados para sacarnos de tal situación.


Todos sabemos que para solucionar un problema, primero hay que reconocer que éste existe. Sin embargo, el anterior Gobierno, en un principio sólo se dedicó a intentar esconder la situación de crisis a la opinión pública (no a los grandes inversores). Seguidamente, una vez se conoce y reconoce el problema, lo segundo es plantear una estrategia para arreglar la situación mediante una ejecución eficaz, que sería el tercer paso. Pues bien, es obvio que tales etapas no se llevaron acabo. O tal vez sea que, como en los últimos años los Inviernos son cada vez más duros, los brotes verdes no surgieron a causa de alguna intensa helada.

Sin embargo, eso no es lo peor de todo. El nuevo Gobierno, a pesar de tener un plan, parece hacer avanzar el nubarrón sobre la estabilidad del país. Y es que no vale con reconocer un problema, plantear una estrategia, y llevar una buena ejecución. No, no es suficiente. Hace falta que el plan sea coherente, y el del nuevo Gobierno no lo es. 



Es cierto que, a mi parecer, la Reforma Laboral tiene bastantes cosas bien planteadas que podrían ayudar a la creación directa de empleo, un empleo con orientación a la duración indefinida, y con un despido más caro para los contratos temporales. Sin embargo, me parece un exceso innecesario, e inútil de cara a la creación de empleo, la generalización del despido a 33 días de trabajo por año, cuando el llamado "contrato para el fomento de la contratación indefinida" ya preveía tal rebaja en el despido improcedente anteriormente. Problema que queda acrecentado por la falta de credibilidad de las manifestaciones de CC.OO y UGT, quienes durante los años de mayor destrucción de empleo del Gobierno anterior no se hicieron oir.

Además, una Reforma Laboral no es suficiente para el saneamiento de nuestra economía. La economía hay que incentivarla, no recortarla. Pero no incentivarla como las teorías keynesianas puras mediante el simple gasto público. No. Es necesario que el gasto sea coherente, dirigido al incentivo de un crecimiento sostenido de la economía. El gastar por gastar ya ha quedado demostrado que es pan para hoy y hambre para mañana. Y todo ello sin hablar de la corrupción, y de las innecesarias duplicidades existentes en la Administración Pública. 



Por todo ello desde aquí me uno a la protesta por los recortes en educación, y todo aquello que atente contra el desarrollo de nuestra economía presente y futura, porque los dirigentes del futuro deben estar más preparados que nuestros dirigentes actuales para no caer en los mismos errores. Y ello sólo se consigue con una educación de calidad. Así en un futuro no permitiremos tales cifras de desempleo, porque los jóvenes de hoy estamos más preparados que nunca. Al mismo tiempo, y para acabar, animo a realizar una campaña de concienciación contra aquellos ciudadanos que se han aprovechado del sistema injustamente, recibiendo becas  inmerecidas y alargando voluntariamente sus estudios en la universidad sin pegar palo al agua. Ellos también son culpables de esta situación y de los recortes. Al fin y al cabo, también es una forma de corrupción.

Hay que eliminar y perseguir los excesos y abusos, y no recortar el talento. Tal vez de esta forma nos evitaremos otra primavera anticipada.